¡CÒMO DUELE EL FESTIVAL DEL BURRO HOY!
Cuando vi a la maestra Carmen Cecilia, con sus ojos estancados en lo más profundo de su nostalgia, su mano diestra recostada en su mejilla, su pie izquierdo oscilando verticalmente, al compás de un ritmo que emergía de lo más profundo de esa melancolía, entonces comprendí el sufrimiento que padecía ella, yo y todo al que le duela este suelo, debido a el estado crítico en que se hallaba aquel patrimonio que nos une a todos en torno a un solo sentir. El festival del burro.
Cuando la maestra Carmen Cecilia se enteró, que los organizadores de estas festividades estaban cercenando varias partes vitales de esta festividad, sintió en carne propia, la agonía y el padecimiento de esta tradición que mandaron a cuidados intensivos.
-El festival del burro no se puede reducir a una K-Z. la semana santa en san antero es la memoria cultura del pueblo que se reconstruye año tras año edificando la muralla, que contiene la bestia de la violencia, permitiéndole a nuestros niños, recorrer las calles con un rostro de esperanza.
Me dijo la maestra, con sus ojos encharcados de nostalgia y padecimiento “¡CULTURA Javier!” me repitió varias veces con su voz quebrada. Y es que en verdad ella sentía que se estaba atentando contra lo más sagrado de un pueblo; su cultural, lo que la lleva a recordar que en algunas de las cartulinas hechas por sus alumnos reza la siguiente frase.
“la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos” (UNESCO, 1982: Declaración de México)
Es así, que esta festividad que ha transcendido por décadas, o más bien siglos, hoy por hoy atraviesa su etapa más crítica, y eso le duele a Carmen. Por ello, para hablar de festival del burro, no sólo hay que referirnos a los años 20`s cuando Remigio Maza inició la tradición del paseo de Judas para una semana santa, hay que ir más allá en la historia para vislumbrar la dimensión trascendental de estas fiestas para la cultura de San Antero, el Caribe colombiano y el país. Es de este modo, que de acuerdo con registros históricos encontrados, algunos de los más importantes y remotos antecedentes se dan en las fiestas babilónicas llamadas SACAEA, que se celebraban alrededor del 25 de marzo. Las Saturnales del imperio romano, y en la edad media en las fiestas de los locos y del asno.
En España a principio del siglo pasado los habitantes de ciudades como Madrid y Barcelona, celebraban estas festividades con gran regocijo. En la actualidad lo hacen pobladores de Cáceres y Cuenca.
En América se da en algunos países donde aún perdura como Perú ( Yupan, Acash), Bolivia (Cotoca, Santa Cruz de la Sierra), México( Guanajuato, Celaya, Toluca), Guatemala (Sacacoyo), Venezuela (Aguasay) y Colombia (San antero).
Pero la fiesta que se realiza en este municipio tiene varias particularidades que la diferencian ante las demás y a su vez la hace única, entre estos distintivos encontramos:
EL PASEO DE JUDAS EN BURRO: Judas montado en un burro y cientos de niñas y niños, jóvenes, adultos y ancianos, vestidos con ropas de carnaval sobres burros disfrazados con flores y ropa vieja, recorriendo las tradicionales calles del pueblo al compás que marcan las bandas de música de viento; a la vez, miles de personas agolpadas en los corredores de las casas disfrutando el colorido del paseo y escuchando atentamente la lectura del testamento.
PODER TEMPORAL: En la lectura de la primera clausula testamentaria judas establece las normas que rige el evento.
JUICIO: El texto del testamento antes de iniciar las clausulas nos dice ¿quién es?, ¿Quiénes lo juzgan? , el que hizo, el porqué y el cómo y cuándo del proceso.
TESTAMENTO: A través de un documento satírico, Judas reparte su fortuna y hace público hechos que son la causa para designar herederos a personalidades de orden local, nacional e internacional e la actividad pública, privada y religiosa.
HORCA: Es colgado con cabuya por el cuello en un poste de unos cinco metros, enterrado en la plaza principal durante unas horas, mientras la multitud alegre y entusiasta lo rodea.
QUEMA: La mecha se enciende y lentamente la llama lo consume poco a poco, y los estruendos de las explosiones sacuden el polvo mientras él arde.
Pero esta fiesta histórica en San Antero, tomó aún más fuerza cuando hace algunos años, rescataron toda su riqueza folclórica de esta región, esto fortaleció su peculiaridad, estos eventos fueron: la participación de sextetos, las cantadoras de bullerengue, la literatura, el deporte competitivo (ajedrez y beisbol infantil) y la muy venerada y hoy sacrificada toma cultural de danzas folclóricas, que logró convocar en su última versión más de 100 comparsas locales y 20 extrajeras, que desfilaron radiantes por las calles de San Antero. La maestra Carmen Cecilia fue testigo actante de eso.
Esta serie de eventos vigorizaron el festival, junto con la revaloración del paseo de Judas en burro (burralgata) lograron que esta fiesta se situara en el más alto pedestal del orgullo sananterano, catapultándonos a la vez como atractivo turístico en esa semana mayor.
No en vano a la maestra Carmen le duele cuando ve que sus niños llenos confusión, le preguntan por qué en una programación de hoy sólo se presentan ventas gastronómicas y artesanales, mientras que en versiones pasadas se podían advertir torneo nacionales interclubes de beisbol infantil, ( lo único que sobrevive), encuentros ajedrecísticos de niños sanateranos con maestros internacionales de la talla de Alberto Acosta, Noger Palau, Maricela Palau y maestros nacionales como Alberto Escobar, Óscar Castro entre otros.
La maestra, señalando un álbum de las festividades de los últimos años, con voz de nostalgia recuerda aquellos momentos en que “las letras se tomaron al festival del burro” trayendo a los autores de historias en las que ella muchas veces había navegado y a quienes sus alumnos hoy esperan para mostrarles sus escritos. Es de este modo que junto con las letras llegaron autores cómo Álvaro Miranda, David Sánchez Juliao, Ignacio Verbel, José Luis Garcés González, Gustavo Bolívar, Federico Díaz Ganados, Guido Tamayo, Ernesto McCausland, a quien estas tierras y esta gente inspiraron para que rodara un cortometraje con puro talento local. Y así como ellos, llegaron muchos más que anidaron por esa época en estas tierras, dejando empolladas las historias en la imaginación de muchos niños.
A Carmen le duele saber que este año no se escucharán las voces de las cantadoras de bullerengue que alegraban con sus tonadas las noches de San Antero en festival. Este año no se oirá a Petrona Martínez entonando “ la vida vale la pena” o “ el parrandón” o “la lavandera”, ni tampoco se oirá a María Mulata entonando en voz de Diana, "Me duele el alma", canción que conquistó a los chilenos en Viña del Mar, y Etelvina desde el más allá llorará, al ver como la última nota que entonó en este pueblo se desvanece en el olvido. Este año, un grupo de niñas sananteranas, quedarán con las ganas de mostrarles a esas cantadoras, aquella canción que escribieron a su tierra. Esas tonadas mágicas que se mezclaban con la sangre de quien las escuchaba, no sonarán. Así como tampoco no repiqueteará los niños de San Antero, tabalá y otros sextetos.
Todas esta cosas llenan de tristeza el corazón de esta sananterana de pura cepa, pero lo que más le duele a la maestra Carmen Cecilia, es saber que este año ni sus amigas, ni su comadre, ni ahijados , ni los niños, ni toda la gente de su calle, ni de las otras calle, no tendrán la oportunidad de lucir sus vestidos coloridos, ni bailarán al compás del ritmo de instrumentos de viento que les soplan el orgullo y el garbo en el rostro de los danzantes, quienes empapados en sudor bailan con frenesí recorriendo las calles e su pueblo, simbolizando la vida, la libertad y la santeranidad. Este año Carmen Cecilia no danzará, ni ella ni nadie. Sufre en silencio, pues a alguien se le ocurrió que gastar dinero en estas cosas, no vale la pena.
Javier Ladeuth
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