miércoles, 16 de marzo de 2011

ROMPIENDO PAVIMENTO Y BOLSILLOS

Por: Adriana Rumié ¿Hasta cuando San Antero? Sin su avena y sin su pitillo, las obras públicas en San Antero y en la Región Caribe, se hacen alegremente sin tener en cuenta las normas técnicas de construcción, en cuanto al menejo obras en pavimento y concreto rígido.afectando no sólo la estética urbana y la calidad de vida, sino el bolsillo de todos, que es el erario público: ese que nos hemos creido pertenece a Alcaldes y caciques políticos.

Es muy usual, ver en San Antero y en otros municipios de la región Caribe el rompimiento alegre de las placas de pavimento rígido con el fin de modernizar redes de alcantarillado, acueducto y gas domiciliario, como sucede actualmente con las distintas obras que se han venido emprendiendo en distintas vías y sectores municipales, sin reparar en las graves implicaciones que ello tiene, no sólo para el pavimento y la calidad de vida, sino para nuestros bolsillos que son los mismos que bajo la forma de erario y gasto público, hemos creído son propiedad de alcaldes, gobernadores, senadores y caciques políticos.


En las obras de ampliación de estos servicios a cargo del municipio de San Antero, se ha caído en esa mala práctica. Romper el pavimento y no reconstruir las placas en su totalidad, trae como consecuencia que éstas pierdan la capacidad de transferencia de carga para la cual fueron diseñadas y el periodo de vida útil se reduce considerablemente. La estética y funcionalidad de la capa de rodadura también se desmejora.

Por eso los pavimentos duran poco, se cuartean con facilidad y los huecos se multiplican como curíes en celo, con las consecuencias graves para vehículos y sobre todo, para las arcas municipales – en el mejor de los casos- que deben gastar más dinero, en el mantenimiento de las vías municipales, el mismo que en San Antero se podría destinar a atender a sectores que aún no conocen el pavimento, a no ser cuando salen al centro o a los sectores pavimentados de siempre.

Muy loable es el hecho de ampliar la cobertura de servicios domiciliarios, pero antes se debe evaluar a qué costo se está haciendo, pues al reducir la vida útil del pavimento, sólo beneficiamos a los contratistas, cuyas arcas parecen ser el destino obligado de nuestros recursos que bien pueden ser empleados en otras necesidades prioritarias no satisfechas en San Antero, o lo que es peor, el franco deterioro que afea y atenta contra la calidad de vida de nuestros ciudadanos, en un municipio con pretensiones turísticas de grandes ligas en el concierto global.








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