Este poema "Engaño" fue publicado en 1978, el el libro minucias de parroquia, escrito por Rfael Patròn Corrales.
jueves, 17 de junio de 2010
Minucias de Parroquia, Primer libro publicado en San Antero
miércoles, 26 de mayo de 2010
viernes, 21 de mayo de 2010
miércoles, 19 de mayo de 2010
martes, 18 de mayo de 2010
domingo, 16 de mayo de 2010
Protesta
Por: Jesùs Miguel Sierra
PROTESTA
El garrote golpeaba la parte lateral de su muslo al mismo tiempo que era objeto de agravios verbales, al parecer a su amo no le importaba la estrecha relación que existía entre ellos y por el contrario no vacilaba en repetir los golpes y los insultos que lo obligaban a apurar el paso, esa estrecha relación era producto de un caminar diario hacia las montañas, de una ayuda incansable que le brindaba su lomo, soportado por cuatro patas que ahora y como todos los días marchaban al paso que les marcaba el garrote. Todos los días madrugaban hacia el monte a recoger cosechas y trabajar en las 7 hectáreas que poseía aquel despiadado personaje de abarcas y sombrero a las afueras del pueblo, como el decenas de personas contaban con un ayudante que no les cobraba ni le exigía prestaciones sociales, ¡solo agua y un buen pasto para levantarme todos los días con el mayor de los gustos mi amo! Exclamaban sin ser escuchados los cuadrúpedos.
Estos trabajadores por naturaleza y tenaces colaboradores de las labores del campo sufrían a diario los maltratos de sus dueños, quienes no les importaba que sus bestias casi rengas del peso de la carga que traían del campo sufrieran además golpes y maltratos solo para agilizar el trote, el burro sinónimo de lerdo, borrico e ignorante muy pronto demostraría lo contrario.
Se acercaba la semana santa de donde proviene lo narrado, san antero córdoba un municipio a orillas de la bahía de cispata con una zona rural bastante productiva y donde el burro cumple una esencial labor, fue protagonista principal del motor que una vez movió y le dio reconocimiento al pueblo, las grandes siembras de arroz cerca de la desembocadura del rio sinú, en donde estos animales eran parte fundamental del transporte de este producto, incluso en honor a esto le brindan un homenaje cada año en semana santa, el famoso festival nacional del burro.
En su idioma, estos animales tiernos y a la vez fuertes se preguntaban entre ellos, ¿qué pasaba? desde cuando ellos eran el costal donde sus amos descargaban toda esa rabia, no entendía por qué eran maltratados, si no hacían otra cosa que ayudar, no podían andar más rápido, ¡la carga era muy pesada, hacían lo que podían, como le hacían entender a todas aquellas personas que ellos con gusto ayudaban, que para eso existían, que les causaba felicidad traer el alimento a casa, que los enorgullecía devolverse a sus casas con la satisfacción de que recorrieron todo el pueblo con su amo y vendieron todo sus productos, pero que no soportaban mas el maltrato, que esos golpes secos en los muslos y en el cuello como indicando para donde tengo que coger sabiendo que este camino lo recorro todos los días les dolían mas en el alma que en el cuerpo, no mas por favor que paren ya, o nos veremos en la penosa obligación de hacer una protesta pacífica pero que paralizara toda una fiesta nacional.
El pasar de los días y el ultraje diario a los que eran sometidos los burros los llevaron a tomar una decisión.
Faltaba una semana para el comienzo de la fiesta en homenaje a ellos, el sábado de gloria era el día más importante, salía una caravana de burros por las calles principales del pueblo cargando a niños, jóvenes, adultos y turistas, todos montan en estos animales para pasear por el pueblo, uno de los burros es escogido para llevar al coprotagonista el señor judas Iscariote representado en un muñeco relleno de aserrín y con pólvora por todo el cuerpo para posteriormente ser quemado en la plaza principal del festiburro, castigo eterno del mayor traicionero de todos los tiempos.
Cautelosamente idearon la forma de ser escuchados de una forma brillante sin llegar a la violencia, sabían que de este modo podrían llegar a ganar respeto y que los tratasen de una manera más digna.
Llego el viernes santo y todo lo tenía planeado, sabían que al día siguiente la sorpresa para sus amos iba ser inmensa, cayó la noche del viernes y el plan de los ingeniosos ejemplares del pueblo comenzó a ejecutarse, desde ese momento estaban fraguando lo que a futuro seria un nuevo concepto sobre los famosos ayudantes del campo.
Durante toda la media noche y la madrugada los asnos se reunirían en un lugar tradicional para sus ancestros y algunos de ese inmenso grupo, habían ideado la manera de que cada uno de los burros de este municipio se informaran de lo que pensaban hacer, la idea no era nueva, era algo que con lo que se vive casi que a diario en este país y que tienen calado en la sociedad colombiana, además de atraer a los medios de comunicación los cuales hacen conocer de estas al mundo.
En la mañana del sábado de gloria todos los que en su patio o en su finca poseían un burro despertaron con una sorpresa, sus ayudantes no estaban, todos los burros de san antero habían desaparecido, y hoy precisamente, hoy día de la burralgata como la bautizaron hace algunos años, inmediatamente se corrió el cuento por todo el pueblo, todos estaban sorprendidos, se imaginaban lo peor, !un castigo de dios por todas las injusticias que se cometían con estos pobres animales!, decían algunos religiosos, entre comentarios y chismes se mantuvieron todos los san antéranos esa mañana de ese misterioso sábado, se acercaba la hora de la burralgata que por lo visto ese año no se haría por obvias razones, ya los medios de comunicación que se encontraban en pueblo habían transmitido como noticia de última hora el extraño caso en san antero, el centro del pueblo estaba abatido de personas que buscaban una respuesta a lo que estaba sucediendo, cerca de las dos de la tarde llega la noticia, dos personas en una moto llegan al centro y gritan al unisonó ¡los burros están en caño de lobos! al sur occidente del municipio y donde hacía muchos años estaban ubicadas las cosechas de arroz, era la antigua ruta que muchos de sus antepasados transitaban a diario los burros querían que su protesta además tuviera un sensación emotiva.
Se habían escondido en un matorral extenso cerca a caño de lobos, lo hicieron tan bien que ninguna persona se percato de la conglomeración de estos animales en la zona
De inmediato una cantidad de gente se dirigieron hacia esa zona, en motos, carros, bicicletas, la sorpresa fue grande cuando todas estas personas se encontraron con una marcha nunca antes vista, los burros marchaban ordenados en cuatro columnas, el perímetro de aquella sorprendente expedición lo cubrían los ejemplares más grandes y fortachones, dejando en la mitad a las hembras, ancianos y burritos, para así parecer imponentes y que las personas que quisieran interrumpir su paso lo pensaran dos veces.
Era una marcha solemne, era los más parecido a las marchas militares donde suenan con firmeza las botas contra el piso, acá no eran botas eran cascos y no eran dos piernas por persona acá eran cuatro patas por burro así que era un ruido ensordecedor, la organización era sorprendente, nadie se salía de la columna donde iba, todo era ordenado, todo era fantástico, la multitud estupefacta por tan pomposa y magnifica marcha se preguntaban ¡y esto que es, desde cuando los animales, los burros son tan inteligentes como para armar algo tan portentoso¡ dice un intelectual que admiraba tan hermoso espectáculo, ¡esa, esa es su PROTESTA, los animales marchaban firmes con la cabeza en alto sin que nada los distraerá, caminaban seguros hacia su destino, la sede del festival nacional del burro.
Los medios de comunicación transmitieron en vivo el sorprendente acontecimiento, algunas personas imprudentes intentaron disolver la caminata pero los burros sólidos como una piedra, no los espantaría nada ni nadie, esta era su PROTESTA, desde este momento los burros serian tratados con respeto y admirados por esta magnífica jornada.
PROTESTA
El garrote golpeaba la parte lateral de su muslo al mismo tiempo que era objeto de agravios verbales, al parecer a su amo no le importaba la estrecha relación que existía entre ellos y por el contrario no vacilaba en repetir los golpes y los insultos que lo obligaban a apurar el paso, esa estrecha relación era producto de un caminar diario hacia las montañas, de una ayuda incansable que le brindaba su lomo, soportado por cuatro patas que ahora y como todos los días marchaban al paso que les marcaba el garrote. Todos los días madrugaban hacia el monte a recoger cosechas y trabajar en las 7 hectáreas que poseía aquel despiadado personaje de abarcas y sombrero a las afueras del pueblo, como el decenas de personas contaban con un ayudante que no les cobraba ni le exigía prestaciones sociales, ¡solo agua y un buen pasto para levantarme todos los días con el mayor de los gustos mi amo! Exclamaban sin ser escuchados los cuadrúpedos.
Estos trabajadores por naturaleza y tenaces colaboradores de las labores del campo sufrían a diario los maltratos de sus dueños, quienes no les importaba que sus bestias casi rengas del peso de la carga que traían del campo sufrieran además golpes y maltratos solo para agilizar el trote, el burro sinónimo de lerdo, borrico e ignorante muy pronto demostraría lo contrario.
Se acercaba la semana santa de donde proviene lo narrado, san antero córdoba un municipio a orillas de la bahía de cispata con una zona rural bastante productiva y donde el burro cumple una esencial labor, fue protagonista principal del motor que una vez movió y le dio reconocimiento al pueblo, las grandes siembras de arroz cerca de la desembocadura del rio sinú, en donde estos animales eran parte fundamental del transporte de este producto, incluso en honor a esto le brindan un homenaje cada año en semana santa, el famoso festival nacional del burro.
En su idioma, estos animales tiernos y a la vez fuertes se preguntaban entre ellos, ¿qué pasaba? desde cuando ellos eran el costal donde sus amos descargaban toda esa rabia, no entendía por qué eran maltratados, si no hacían otra cosa que ayudar, no podían andar más rápido, ¡la carga era muy pesada, hacían lo que podían, como le hacían entender a todas aquellas personas que ellos con gusto ayudaban, que para eso existían, que les causaba felicidad traer el alimento a casa, que los enorgullecía devolverse a sus casas con la satisfacción de que recorrieron todo el pueblo con su amo y vendieron todo sus productos, pero que no soportaban mas el maltrato, que esos golpes secos en los muslos y en el cuello como indicando para donde tengo que coger sabiendo que este camino lo recorro todos los días les dolían mas en el alma que en el cuerpo, no mas por favor que paren ya, o nos veremos en la penosa obligación de hacer una protesta pacífica pero que paralizara toda una fiesta nacional.
El pasar de los días y el ultraje diario a los que eran sometidos los burros los llevaron a tomar una decisión.
Faltaba una semana para el comienzo de la fiesta en homenaje a ellos, el sábado de gloria era el día más importante, salía una caravana de burros por las calles principales del pueblo cargando a niños, jóvenes, adultos y turistas, todos montan en estos animales para pasear por el pueblo, uno de los burros es escogido para llevar al coprotagonista el señor judas Iscariote representado en un muñeco relleno de aserrín y con pólvora por todo el cuerpo para posteriormente ser quemado en la plaza principal del festiburro, castigo eterno del mayor traicionero de todos los tiempos.
Cautelosamente idearon la forma de ser escuchados de una forma brillante sin llegar a la violencia, sabían que de este modo podrían llegar a ganar respeto y que los tratasen de una manera más digna.
Llego el viernes santo y todo lo tenía planeado, sabían que al día siguiente la sorpresa para sus amos iba ser inmensa, cayó la noche del viernes y el plan de los ingeniosos ejemplares del pueblo comenzó a ejecutarse, desde ese momento estaban fraguando lo que a futuro seria un nuevo concepto sobre los famosos ayudantes del campo.
Durante toda la media noche y la madrugada los asnos se reunirían en un lugar tradicional para sus ancestros y algunos de ese inmenso grupo, habían ideado la manera de que cada uno de los burros de este municipio se informaran de lo que pensaban hacer, la idea no era nueva, era algo que con lo que se vive casi que a diario en este país y que tienen calado en la sociedad colombiana, además de atraer a los medios de comunicación los cuales hacen conocer de estas al mundo.
En la mañana del sábado de gloria todos los que en su patio o en su finca poseían un burro despertaron con una sorpresa, sus ayudantes no estaban, todos los burros de san antero habían desaparecido, y hoy precisamente, hoy día de la burralgata como la bautizaron hace algunos años, inmediatamente se corrió el cuento por todo el pueblo, todos estaban sorprendidos, se imaginaban lo peor, !un castigo de dios por todas las injusticias que se cometían con estos pobres animales!, decían algunos religiosos, entre comentarios y chismes se mantuvieron todos los san antéranos esa mañana de ese misterioso sábado, se acercaba la hora de la burralgata que por lo visto ese año no se haría por obvias razones, ya los medios de comunicación que se encontraban en pueblo habían transmitido como noticia de última hora el extraño caso en san antero, el centro del pueblo estaba abatido de personas que buscaban una respuesta a lo que estaba sucediendo, cerca de las dos de la tarde llega la noticia, dos personas en una moto llegan al centro y gritan al unisonó ¡los burros están en caño de lobos! al sur occidente del municipio y donde hacía muchos años estaban ubicadas las cosechas de arroz, era la antigua ruta que muchos de sus antepasados transitaban a diario los burros querían que su protesta además tuviera un sensación emotiva.
Se habían escondido en un matorral extenso cerca a caño de lobos, lo hicieron tan bien que ninguna persona se percato de la conglomeración de estos animales en la zona
De inmediato una cantidad de gente se dirigieron hacia esa zona, en motos, carros, bicicletas, la sorpresa fue grande cuando todas estas personas se encontraron con una marcha nunca antes vista, los burros marchaban ordenados en cuatro columnas, el perímetro de aquella sorprendente expedición lo cubrían los ejemplares más grandes y fortachones, dejando en la mitad a las hembras, ancianos y burritos, para así parecer imponentes y que las personas que quisieran interrumpir su paso lo pensaran dos veces.
Era una marcha solemne, era los más parecido a las marchas militares donde suenan con firmeza las botas contra el piso, acá no eran botas eran cascos y no eran dos piernas por persona acá eran cuatro patas por burro así que era un ruido ensordecedor, la organización era sorprendente, nadie se salía de la columna donde iba, todo era ordenado, todo era fantástico, la multitud estupefacta por tan pomposa y magnifica marcha se preguntaban ¡y esto que es, desde cuando los animales, los burros son tan inteligentes como para armar algo tan portentoso¡ dice un intelectual que admiraba tan hermoso espectáculo, ¡esa, esa es su PROTESTA, los animales marchaban firmes con la cabeza en alto sin que nada los distraerá, caminaban seguros hacia su destino, la sede del festival nacional del burro.
Los medios de comunicación transmitieron en vivo el sorprendente acontecimiento, algunas personas imprudentes intentaron disolver la caminata pero los burros sólidos como una piedra, no los espantaría nada ni nadie, esta era su PROTESTA, desde este momento los burros serian tratados con respeto y admirados por esta magnífica jornada.
EL DISCURSO DEL POLLO LOPEZ
Por: Josito
EL DISCURSO DEL POLLO LOPEZ
El ron ñeque ha sido una bebida prolífica para producir capítulos de historia en el Caribe colombiano, y en el caso de san antero, pueblo lobero y portuario, si que las ha escrito.
Este es el caso del pollo López, un hombre tímido y con escasa formación en las primarias educativas.
Un día amaneció descamisado y con la cara pintada de blanco con maicena. Jactando ron ñeque a pico de botella. De pie sobre el corredor de su casa, pronunciando en la mañana del 10 de octubre el discurso siguiente:
Pueblo: !yo soy el hombre¡. Yo se lo que se tiene que hacer.
¡Ay!bahía de Cispataca o Cispata tu diste la pensión cenu a Bastidas por ser el primer español que te penetro por allá en 1501. Humboldt, palo de aguacero, te trajo de las islas a encallar en las playas de la bahía de Cispata ; partera de la ciencia de esta nación. ! Los hermanos Padilla! , no hablo de un conjunto vallenato, si no de los héroes de nuestra región, a quien Cispata les dio gloria en la vida y en la muerte. ¡No joda ¡ cuanto comercio, ¡uff!, barcos de muchas toneladas. ¡Uff! muchos forasteros de todos los idiomas; transportando de todo: tagua, madera, ganado, tabaco, curtiembre y tanino. A cuba, y a todos los países que nos daba la gana .
! Viva el contrabando y que se ponchen! ¡Viva la liga costeña! ¡Viva el sexteto y las bandas de viento! ¡Las corralejas! ¡Viva María de los Ángeles Tapia! ¡Viva el paseo de judas ¡ ¡viva las emisoras Fuentes ¡ ¡ que viva el Sinu y el Magdalena! ¡Que vivan los aparatos y los ñequeros ! ¡Viva Panamá! ¡Vivan las murallas de Cartagena ¡ ¡Que no jodan vivan los puertos hp ¡
Al escuchar el audio, el color de la voz y en especial el timbre de este hombre resultan muy parecidos al de Leonel Fernández, presidente de República Dominicana.
Quienes a mediados de los 90 se acercaron ociosos en una radiante mañana del mes de octubre para escuchar, vieron al humilde campesino convertido en un gran político de asamblea.
Cuentan que todo su cuerpo estaba iluminado por movimientos de de autoridad. Tenía ataques de risotadas en los silencios del discurso; Su mano izquierda empuñada se la llevaba cerca a la boca haciendo las veces de micrófono y extendía el brazo derecho hacia delante con la mano empuñando la botella con leves movimientos de péndulo, para evitar una imprudente interrupción del público.
Esculcaba el tono oscuro del azul del cielo. Pasaba revista a toda la calle buscando la atención en el rostro de quienes se aproximaban. Sentía emoción al estar en la mira. Pero todos entendían que el locon no era ningún loco.
La cronografía del discurso es como una bola de hilo que se desenvuelve en recuerdos y nos lleva afirmar que así como ha pasado en forma ilegal el conocimiento de una generación a otra de las artes para producir ron ñeque, también entre sus bebedores se carga con un centenario baúl oral de percepciones que vienen de los albores del siglo veinte.
A pesar que el país para la época era un cuadro de dolorosas guerras intestinas.
En el sur oeste del golfo de Morrosquillo; la bahía de Cispata con una hondura superior a los 36 pies y los San Anteranos respirando cultura portuaria, vivían en este periodo de la historia como protagonistas de primer plano de una región Caribe Colombiana que llego pisando fuerte al siglo veinte.
Alrededor del mar y el Sinu y un sol tropical; bosques, arrozales, ciénagas, cocoteros y kilómetros de playas invadidas de cangrejos; soplando los vientos alisios del sudeste y noreste.
En atardeceres con horizontes que corren la cortina y revelan todos los colores mágicos de la naturaleza;en medio de un agudo olor a salitre; y el embrujador sonido producido por los cantos de las bandadas de aves que sobrevuelan las aguas de color esmeralda y los cientos de pelícanos que se zambullen en ella.
Las sutiles olas sobre las aguas de la bahía de Cispata, la surcan el acero de las enormes maquinas de vapor con la cubierta llena de mercancías y de personas alegres, que en forma constante entran y salen de las caudalosas corrientes del río Sinu;los acompañan una romería de pequeñas barcas de madera,coloridas unas,y otras no, que en su periplo profundizaban las rutas acuáticas por el Sinu, ciénagas y caños, en una navegación de cabotaje y de pesca
Tiempos del esplendor de la imprenta y alumbraba el desarrollo en la región. Circulaban documentos multilingües, publicaciones de periódicos y revistas en Cartagena, Magangue, Sincelejo, Mompox, Montería, Lorica, Chinu, San Marcos, Calamar, Corozal ,Sahagun, Tolu, Cerete, Ciénaga de Oro, Turbaco, Sampuez, Since, Ovejas, Villanueva , Ciénaga Magdalena, Barranquilla …y las que se editaban en San Antero.
En ellos se escribía:
De las exportaciones de tabaco y ganado,de la construcción del canal intra oceánico en Panamá,de la crisis financiera del patrón oro, de la guerra hispano cubana, del comercio con Cuba,Panamá, México, Venezuela y Curazao, Jamaica ,Costa Rica, Trinidad y Tobago,de la constitución de las casas de comercio y las refinerías de petróleo en la costa;de las prohibiciones que impone el gobierno central a las exportaciones de ganado en los puertos; de la inauguración de bancos en Sincelejo y Cartagena; de la influencia arquitectónica del barrio Vedado de la ciudad cosmopolita de la Habana, en la construcción del barrio Manga de Cartagena; de los ingenios azucareros y la exportación de azúcar;de las ferias de Magangue y san Benito de Abad,de la conveniencia e inconveniencia de destruir la murallas de Cartagena,;del béisbol; del cambio de nombre de la Arenosa por el de Puerta de Oro de la ciudad de Barranquilla;de la primera guerra mundial;de la inversión de la indemnización de Panamá, De la SICC y de las exportaciones; del funcionamiento de las fabricas de gaseosas, velas y café en la región;del contrabando y el decomiso de ron ñeque;de lo saludable que es la inmigración de extranjeros, Italianos, Franceses, Belgas, Alemanes, Sirio Libaneses para la costa y la fuerte oposicion que hay a este proceso en Bogota;de la necesidad de una vía que una a los valles del Sinu con el Magdalena, y Cartagena con Barranquilla;del dragado permanente del canal del Dique ;de las bocas del Sinu y la construcción de un muelle en la bahía de Cispata; del vuelo de los hidroaviones por el río de la Magdalena;del fútbol ,la radio y el cine en Barraquilla;de la Packing House;de la bravura de los toros en las fiesta en corraleja de Sincelejo; de las mejores bandas de músicos de viento y las excelentes presentaciones de sextetos interpretando porros y sones;de los grupos de gaita y los porros sabaneros y Pelayeros;de los barrios champetudos en Cartagena;de la obligacion de reconocer en el bambuco y el pasillo, el simbolo musical de unidad nacional;de los pronunciamientos de la iglesia católica apoyando las políticas de los dirigentes conservadores en contra de los intereses de la costa, por tener una cultura iconoclasta y mundana;de la necesidad de construir un discurso de resistencia en los empresarios, políticos y artistas de la costa caribe,al asfixiante centralismo impuesto en la nacion;de los velones de la cumbia encendidos por los billetes de los cienagueros;de los fandangos bailados por María varilla en Mocari y del paseo de judas en Semana Santa en San Antero.
El cambalache de ideas y de cultura con el mundo era muy intenso en los lugareños del pueblo. El tiempo lo marcaba la SICC .Era un gran caldero en el que hervían relatos, leyendas y anécdotas. .
Por: Josito
.
EL DISCURSO DEL POLLO LOPEZ
El ron ñeque ha sido una bebida prolífica para producir capítulos de historia en el Caribe colombiano, y en el caso de san antero, pueblo lobero y portuario, si que las ha escrito.
Este es el caso del pollo López, un hombre tímido y con escasa formación en las primarias educativas.
Un día amaneció descamisado y con la cara pintada de blanco con maicena. Jactando ron ñeque a pico de botella. De pie sobre el corredor de su casa, pronunciando en la mañana del 10 de octubre el discurso siguiente:
Pueblo: !yo soy el hombre¡. Yo se lo que se tiene que hacer.
¡Ay!bahía de Cispataca o Cispata tu diste la pensión cenu a Bastidas por ser el primer español que te penetro por allá en 1501. Humboldt, palo de aguacero, te trajo de las islas a encallar en las playas de la bahía de Cispata ; partera de la ciencia de esta nación. ! Los hermanos Padilla! , no hablo de un conjunto vallenato, si no de los héroes de nuestra región, a quien Cispata les dio gloria en la vida y en la muerte. ¡No joda ¡ cuanto comercio, ¡uff!, barcos de muchas toneladas. ¡Uff! muchos forasteros de todos los idiomas; transportando de todo: tagua, madera, ganado, tabaco, curtiembre y tanino. A cuba, y a todos los países que nos daba la gana .
! Viva el contrabando y que se ponchen! ¡Viva la liga costeña! ¡Viva el sexteto y las bandas de viento! ¡Las corralejas! ¡Viva María de los Ángeles Tapia! ¡Viva el paseo de judas ¡ ¡viva las emisoras Fuentes ¡ ¡ que viva el Sinu y el Magdalena! ¡Que vivan los aparatos y los ñequeros ! ¡Viva Panamá! ¡Vivan las murallas de Cartagena ¡ ¡Que no jodan vivan los puertos hp ¡
Al escuchar el audio, el color de la voz y en especial el timbre de este hombre resultan muy parecidos al de Leonel Fernández, presidente de República Dominicana.
Quienes a mediados de los 90 se acercaron ociosos en una radiante mañana del mes de octubre para escuchar, vieron al humilde campesino convertido en un gran político de asamblea.
Cuentan que todo su cuerpo estaba iluminado por movimientos de de autoridad. Tenía ataques de risotadas en los silencios del discurso; Su mano izquierda empuñada se la llevaba cerca a la boca haciendo las veces de micrófono y extendía el brazo derecho hacia delante con la mano empuñando la botella con leves movimientos de péndulo, para evitar una imprudente interrupción del público.
Esculcaba el tono oscuro del azul del cielo. Pasaba revista a toda la calle buscando la atención en el rostro de quienes se aproximaban. Sentía emoción al estar en la mira. Pero todos entendían que el locon no era ningún loco.
La cronografía del discurso es como una bola de hilo que se desenvuelve en recuerdos y nos lleva afirmar que así como ha pasado en forma ilegal el conocimiento de una generación a otra de las artes para producir ron ñeque, también entre sus bebedores se carga con un centenario baúl oral de percepciones que vienen de los albores del siglo veinte.
A pesar que el país para la época era un cuadro de dolorosas guerras intestinas.
En el sur oeste del golfo de Morrosquillo; la bahía de Cispata con una hondura superior a los 36 pies y los San Anteranos respirando cultura portuaria, vivían en este periodo de la historia como protagonistas de primer plano de una región Caribe Colombiana que llego pisando fuerte al siglo veinte.
Alrededor del mar y el Sinu y un sol tropical; bosques, arrozales, ciénagas, cocoteros y kilómetros de playas invadidas de cangrejos; soplando los vientos alisios del sudeste y noreste.
En atardeceres con horizontes que corren la cortina y revelan todos los colores mágicos de la naturaleza;en medio de un agudo olor a salitre; y el embrujador sonido producido por los cantos de las bandadas de aves que sobrevuelan las aguas de color esmeralda y los cientos de pelícanos que se zambullen en ella.
Las sutiles olas sobre las aguas de la bahía de Cispata, la surcan el acero de las enormes maquinas de vapor con la cubierta llena de mercancías y de personas alegres, que en forma constante entran y salen de las caudalosas corrientes del río Sinu;los acompañan una romería de pequeñas barcas de madera,coloridas unas,y otras no, que en su periplo profundizaban las rutas acuáticas por el Sinu, ciénagas y caños, en una navegación de cabotaje y de pesca
Tiempos del esplendor de la imprenta y alumbraba el desarrollo en la región. Circulaban documentos multilingües, publicaciones de periódicos y revistas en Cartagena, Magangue, Sincelejo, Mompox, Montería, Lorica, Chinu, San Marcos, Calamar, Corozal ,Sahagun, Tolu, Cerete, Ciénaga de Oro, Turbaco, Sampuez, Since, Ovejas, Villanueva , Ciénaga Magdalena, Barranquilla …y las que se editaban en San Antero.
En ellos se escribía:
De las exportaciones de tabaco y ganado,de la construcción del canal intra oceánico en Panamá,de la crisis financiera del patrón oro, de la guerra hispano cubana, del comercio con Cuba,Panamá, México, Venezuela y Curazao, Jamaica ,Costa Rica, Trinidad y Tobago,de la constitución de las casas de comercio y las refinerías de petróleo en la costa;de las prohibiciones que impone el gobierno central a las exportaciones de ganado en los puertos; de la inauguración de bancos en Sincelejo y Cartagena; de la influencia arquitectónica del barrio Vedado de la ciudad cosmopolita de la Habana, en la construcción del barrio Manga de Cartagena; de los ingenios azucareros y la exportación de azúcar;de las ferias de Magangue y san Benito de Abad,de la conveniencia e inconveniencia de destruir la murallas de Cartagena,;del béisbol; del cambio de nombre de la Arenosa por el de Puerta de Oro de la ciudad de Barranquilla;de la primera guerra mundial;de la inversión de la indemnización de Panamá, De la SICC y de las exportaciones; del funcionamiento de las fabricas de gaseosas, velas y café en la región;del contrabando y el decomiso de ron ñeque;de lo saludable que es la inmigración de extranjeros, Italianos, Franceses, Belgas, Alemanes, Sirio Libaneses para la costa y la fuerte oposicion que hay a este proceso en Bogota;de la necesidad de una vía que una a los valles del Sinu con el Magdalena, y Cartagena con Barranquilla;del dragado permanente del canal del Dique ;de las bocas del Sinu y la construcción de un muelle en la bahía de Cispata; del vuelo de los hidroaviones por el río de la Magdalena;del fútbol ,la radio y el cine en Barraquilla;de la Packing House;de la bravura de los toros en las fiesta en corraleja de Sincelejo; de las mejores bandas de músicos de viento y las excelentes presentaciones de sextetos interpretando porros y sones;de los grupos de gaita y los porros sabaneros y Pelayeros;de los barrios champetudos en Cartagena;de la obligacion de reconocer en el bambuco y el pasillo, el simbolo musical de unidad nacional;de los pronunciamientos de la iglesia católica apoyando las políticas de los dirigentes conservadores en contra de los intereses de la costa, por tener una cultura iconoclasta y mundana;de la necesidad de construir un discurso de resistencia en los empresarios, políticos y artistas de la costa caribe,al asfixiante centralismo impuesto en la nacion;de los velones de la cumbia encendidos por los billetes de los cienagueros;de los fandangos bailados por María varilla en Mocari y del paseo de judas en Semana Santa en San Antero.
El cambalache de ideas y de cultura con el mundo era muy intenso en los lugareños del pueblo. El tiempo lo marcaba la SICC .Era un gran caldero en el que hervían relatos, leyendas y anécdotas. .
Por: Josito
.
SE LO MAMÒ EL TORO
Por: Josito.
¡SE LO MAMO!
Tarde de sol, calor, resplandor y muchedumbre en las apretujadas carpas de los vendedores ambulantes que rodean la mama de las corralejas; se encuentras gafas, juegos de pimientita, sombreros, gorras, ponchos, ropas… jugos, guarapos, helados, comidas…
La enfermería tiene su toldo organizado con el símbolo de la cruz roja, y los uniformados de la policía vigilan las escaleras de ocho metros por donde los asistentes suben y bajan a los palcos en madera atiborrados de letreros que anuncian los rones nacionales.
Concurridos para esta ocasión por miles de personas emocionadas que sentadas y de pie, llevan consigo pañuelos y poncho antioqueño, casi todos visten en ropa informal con sombreo vueltiao ; hay niños y niñas, jóvenes, adultos y ancianos, todo en un sancocho de sonidos hablan, gritan, brincan , suenan las palmas y silban entre si y junto a decenas de vendedores ambulantes de palcos sin uniforme que unas veces llevan las canastas sobre un hombro agarrada, y otras veces en el pecho pendiendo de una tira en el cuello, llenas de frutas, papitas fritas, tajada de plátano frita, golosinas o de licores.
estos se abren paso entre el gentío a tropezones , tapando la vista del espectáculo a mas de un individuo a raíz de las piruetas y el forcejeo que les toca hacer en cada intento por darle la vuelta a los palcos.
Colgando y descolgando de las vallas un nutrido numero de personas se mueven por todo el interior de la plaza en medio de al algarabías y una gran polvareda creada por los centenares de hombres embriagados y vestidos con atuendos estrafalarios que unas veces corren de extremo a extremo en un rito de miedo y valentía en medio de las embestidas violentas de las bestias cornudas.
Hombres descamisados; unos con las camisetas amarradas al cuello sobre la espalda o guindando sobre las muñecas con pantalones de vaqueros corto y largos con calzados ligeros; otros lucen pelucas de mujer envueltos en blusas y faldas y zapatos deportivos con sombrillas y gorros. Unas veces sacan al animal del toril, torean, simulan peleas, y bailan porro en forma espontánea revueltos con banderilleros, manteros, capoteros, amarradores y garrocheros ,.
Cuatro bandas de músicos de viento de diecisiete integrantes soplando música desde los palcos en unos puntos equidistantes, bombardean de porro los flancos de la corraleja y la convierten en una gran pista de baile arriba y abajo.
Los labios saben a tierra. Salio del toril el toro verde ejemplar de la ganadería CHAVEZ y las vallas de madera debajo de los palcos se transforman en racimos humanos, en la plaza queda solo un hombre y el grito de todas las personas de la corraleja es:!SANTOS!
Por: Josito.
¡SE LO MAMO!
Tarde de sol, calor, resplandor y muchedumbre en las apretujadas carpas de los vendedores ambulantes que rodean la mama de las corralejas; se encuentras gafas, juegos de pimientita, sombreros, gorras, ponchos, ropas… jugos, guarapos, helados, comidas…
La enfermería tiene su toldo organizado con el símbolo de la cruz roja, y los uniformados de la policía vigilan las escaleras de ocho metros por donde los asistentes suben y bajan a los palcos en madera atiborrados de letreros que anuncian los rones nacionales.
Concurridos para esta ocasión por miles de personas emocionadas que sentadas y de pie, llevan consigo pañuelos y poncho antioqueño, casi todos visten en ropa informal con sombreo vueltiao ; hay niños y niñas, jóvenes, adultos y ancianos, todo en un sancocho de sonidos hablan, gritan, brincan , suenan las palmas y silban entre si y junto a decenas de vendedores ambulantes de palcos sin uniforme que unas veces llevan las canastas sobre un hombro agarrada, y otras veces en el pecho pendiendo de una tira en el cuello, llenas de frutas, papitas fritas, tajada de plátano frita, golosinas o de licores.
estos se abren paso entre el gentío a tropezones , tapando la vista del espectáculo a mas de un individuo a raíz de las piruetas y el forcejeo que les toca hacer en cada intento por darle la vuelta a los palcos.
Colgando y descolgando de las vallas un nutrido numero de personas se mueven por todo el interior de la plaza en medio de al algarabías y una gran polvareda creada por los centenares de hombres embriagados y vestidos con atuendos estrafalarios que unas veces corren de extremo a extremo en un rito de miedo y valentía en medio de las embestidas violentas de las bestias cornudas.
Hombres descamisados; unos con las camisetas amarradas al cuello sobre la espalda o guindando sobre las muñecas con pantalones de vaqueros corto y largos con calzados ligeros; otros lucen pelucas de mujer envueltos en blusas y faldas y zapatos deportivos con sombrillas y gorros. Unas veces sacan al animal del toril, torean, simulan peleas, y bailan porro en forma espontánea revueltos con banderilleros, manteros, capoteros, amarradores y garrocheros ,.
Cuatro bandas de músicos de viento de diecisiete integrantes soplando música desde los palcos en unos puntos equidistantes, bombardean de porro los flancos de la corraleja y la convierten en una gran pista de baile arriba y abajo.
Los labios saben a tierra. Salio del toril el toro verde ejemplar de la ganadería CHAVEZ y las vallas de madera debajo de los palcos se transforman en racimos humanos, en la plaza queda solo un hombre y el grito de todas las personas de la corraleja es:!SANTOS!
Por: Josito.
domingo, 2 de mayo de 2010
Qué burrada, Señor Obispo
eltiempo.com / opinión / columnistas
Cristian Valencia
RSS
Qué burrada, Señor Obispo
Publicado el 13 de Abril de 2009
El Festival del Burro no está ahí para quitarle fieles a ninguna religión.
Se le ocurrió al profe Julio Díaz, de San Antero, cuando asistió al primer Hay Festival en Cartagena. Supongo que habrá pensado que por qué no, que si en Cartagena era posible en San Antero también. Y en la medida que asistió a cada uno de los encuentros literarios del "Hay", más maduraba la idea de hacer encuentros literarios en San Antero, en el marco del Festival del Burro. Y propuso la absurda idea con tanta vehemencia que se la aceptaron en la alcaldía. Quizá se la aceptaron para comprobar que no era posible, que en mitad de la Semana Santa y en la mitad del Festival del Burro nadie tendría sesos para pensar en literatura y esas cosas.
Pero Julio se salió con la suya y este año logró el tercer encuentro literario en donde se habló y discutió sobre la identidad, el burro, el periodismo literario, los porros, las décimas y los cantos de vaquería. Asistieron al menos mil quinientos muchachos (baja asistencia de profes, cosa mala), público excelente que, sin estar amenazado con malas notas, allí estuvo en punto de las ocho de la mañana de un martes y miércoles santo.
Con la ayuda de los dos últimos alcaldes, el Festival del Burro de San Antero ha venido agarrando un peso que le hacía falta. Una especie de teloneros hablando sobre distintas manifestaciones culturales que, a la postre, ponen a este festival en un lugar privilegiado de las fiestas populares.
Las cifras son arrasadoras: ocupación hotelera total, más o menos dos mil camas; dos mil burros en escena, cada uno con su disfraz y su historia; más de tres mil personas desfilando, cantando y bailando, para ser la mejor comparsa; cien ajedrecistas de todo Colombia en competencia, con la presencia de maestros como Óscar Castro y Miguel Mosquera; una invitada especial de Cuba: Marisela Palau; cien niños ajedrecistas de San Antero en franca lid; torneo interdepartamental de béisbol; y en tarima, para amenizar las noches sananteranas, el septeto Tabalá, el sexteto de San Antero, y nada menos que la presencia de la reina de todas las reinas: Etelvina Maldonado.
Todo esto en un pueblo que no debe sobrepasar los 30.000 habitantes. En proporción, la fiesta que se arma en San Antero es más impactante que cualquier fiesta nacional de cualquier parte, excluyendo al carnaval de Barranquilla, claro está.
Y por todo esto que acabo de decir es que no entiendo la posición del Obispo de Montería, que sale a escena, en plena Semana Santa (semana del perdón y la reconciliación), para decir que ese festival debería ser en otra época porque patatí y porque patatá. Inentendible que la Iglesia, en boca de este obispo, siga animando discusiones inventadas, porque el inofensivo Festival del Burro no está ahí para quitarle fieles a ninguna religión. Entonces recuerdo la feroz ofensiva que hizo la Iglesia contra el Festival de Teatro de Bogotá durante sus primeras versiones. Tan fuerte fue aquello, que recuerdo una horda de fanáticos lanzando cáscaras de naranja a los asistentes que salían de una obra brasileña que cuestionaba el fanatismo religioso. En aquel momento, las palabras de no sé qué monseñor tuvieron una repercusión física en la calle. Y eso, en un país como Colombia, definitivamente, es en extremo peligroso. Porque polariza a la población; y porque le suma un elemento más a este desorden que mata.
El señor Obispo de Montería debería usar los micrófonos que tiene para otras cosas más importantes. Para denunciar los panfletos que han venido apareciendo en las calles de Lorica, San Pelayo y San Antero, por ejemplo. Panfletos alevosos que anuncian una limpieza social, y que tienen amedrentada a toda la población de esos pueblos. El señor obispo debería alertar al Gobierno sobre la disputa que hay entre narcotraficantes, antiguos paramilitares, dicen que hombres de 'Macaco' y 'don Mario', por el control del golfo de Morrosquillo.
En fin, señor Obispo, a Dios lo que es de Dios.
cristianvalencia@yahoo.com
Cristian Valencia
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Qué burrada, Señor Obispo
Publicado el 13 de Abril de 2009
El Festival del Burro no está ahí para quitarle fieles a ninguna religión.
Se le ocurrió al profe Julio Díaz, de San Antero, cuando asistió al primer Hay Festival en Cartagena. Supongo que habrá pensado que por qué no, que si en Cartagena era posible en San Antero también. Y en la medida que asistió a cada uno de los encuentros literarios del "Hay", más maduraba la idea de hacer encuentros literarios en San Antero, en el marco del Festival del Burro. Y propuso la absurda idea con tanta vehemencia que se la aceptaron en la alcaldía. Quizá se la aceptaron para comprobar que no era posible, que en mitad de la Semana Santa y en la mitad del Festival del Burro nadie tendría sesos para pensar en literatura y esas cosas.
Pero Julio se salió con la suya y este año logró el tercer encuentro literario en donde se habló y discutió sobre la identidad, el burro, el periodismo literario, los porros, las décimas y los cantos de vaquería. Asistieron al menos mil quinientos muchachos (baja asistencia de profes, cosa mala), público excelente que, sin estar amenazado con malas notas, allí estuvo en punto de las ocho de la mañana de un martes y miércoles santo.
Con la ayuda de los dos últimos alcaldes, el Festival del Burro de San Antero ha venido agarrando un peso que le hacía falta. Una especie de teloneros hablando sobre distintas manifestaciones culturales que, a la postre, ponen a este festival en un lugar privilegiado de las fiestas populares.
Las cifras son arrasadoras: ocupación hotelera total, más o menos dos mil camas; dos mil burros en escena, cada uno con su disfraz y su historia; más de tres mil personas desfilando, cantando y bailando, para ser la mejor comparsa; cien ajedrecistas de todo Colombia en competencia, con la presencia de maestros como Óscar Castro y Miguel Mosquera; una invitada especial de Cuba: Marisela Palau; cien niños ajedrecistas de San Antero en franca lid; torneo interdepartamental de béisbol; y en tarima, para amenizar las noches sananteranas, el septeto Tabalá, el sexteto de San Antero, y nada menos que la presencia de la reina de todas las reinas: Etelvina Maldonado.
Todo esto en un pueblo que no debe sobrepasar los 30.000 habitantes. En proporción, la fiesta que se arma en San Antero es más impactante que cualquier fiesta nacional de cualquier parte, excluyendo al carnaval de Barranquilla, claro está.
Y por todo esto que acabo de decir es que no entiendo la posición del Obispo de Montería, que sale a escena, en plena Semana Santa (semana del perdón y la reconciliación), para decir que ese festival debería ser en otra época porque patatí y porque patatá. Inentendible que la Iglesia, en boca de este obispo, siga animando discusiones inventadas, porque el inofensivo Festival del Burro no está ahí para quitarle fieles a ninguna religión. Entonces recuerdo la feroz ofensiva que hizo la Iglesia contra el Festival de Teatro de Bogotá durante sus primeras versiones. Tan fuerte fue aquello, que recuerdo una horda de fanáticos lanzando cáscaras de naranja a los asistentes que salían de una obra brasileña que cuestionaba el fanatismo religioso. En aquel momento, las palabras de no sé qué monseñor tuvieron una repercusión física en la calle. Y eso, en un país como Colombia, definitivamente, es en extremo peligroso. Porque polariza a la población; y porque le suma un elemento más a este desorden que mata.
El señor Obispo de Montería debería usar los micrófonos que tiene para otras cosas más importantes. Para denunciar los panfletos que han venido apareciendo en las calles de Lorica, San Pelayo y San Antero, por ejemplo. Panfletos alevosos que anuncian una limpieza social, y que tienen amedrentada a toda la población de esos pueblos. El señor obispo debería alertar al Gobierno sobre la disputa que hay entre narcotraficantes, antiguos paramilitares, dicen que hombres de 'Macaco' y 'don Mario', por el control del golfo de Morrosquillo.
En fin, señor Obispo, a Dios lo que es de Dios.
cristianvalencia@yahoo.com
miércoles, 14 de abril de 2010
martes, 13 de abril de 2010
LA OTRA CARA DEL DIABLO: UNA APUESTA A LA NARRATIVA SOBRE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA
LA OTRA CARA DEL DIABLO: UNA APUESTA A LA NARRATIVA SOBRE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA
Por: José H. Palomo Zurique
Resumen
LA OTRA CARA DEL DIABLO, del escritor cordobés Javier Ladeuth, es una de las más recientes novelas que aborda desde un estilo realista el tema de la violencia en la literatura colombiana. Dos razones me mueven a hablar de esta novela. Lo primero es que es un tema de obligada actualidad en todos los estratos que conforman la sociedad colombiana. Por ello, la literatura no debe evadirlo, puesto que al lado de la crónica y el reportaje periodístico sirve para estimular la reflexión crítica sobre el fenómeno de la violencia Colombia. Lo segundo es que la producción literaria de autores cordobeses, es injustamente ignorada por la crítica literaria y por quienes trabajan los textos literarios en las instituciones y centros educativos. Por ello, he considerado importante intentar un acercamiento analítico e interpretativo a este texto literario, de tal forma que pueda explicar su estructura discursiva, el desarrollo del ideologema dominante y valorar el aporte que la novela de Ladeuth hace a la narrativa colombiana desde la perspectiva temática de la violencia.
Palabras clave: literatura realista, estructura discursiva, ideologema de la violencia, personajes
La literatura realista es la más verosímil de todas, es la que más se parece a la realidad. Alejo Carpentier afirmó en una ocasión que “crear literatura desde las fronteras del realismo es más difícil que desde cualquier otra perspectiva estético estilística”. Esta dificultad se acrecienta en la medida que la temática tratada es de actualidad porque se corre el riesgo de que la misma no esté todavía lo suficientemente decantada en el imaginario social, lo que podría llevar a los lectores a no reconocer en el discurso narrativo sus características estético literarias, sino, en el mejor de los casos, tan solo percibirlo como una extensa y amena crónica periodística. El joven Javier Ladeuth, novel escritor oriundo de San Antero, Córdoba, Colombia, valientemente asumió el reto de escribir una novela de corte realista en una sociedad en la que el realismo literario cuenta con más detractores que seguidores, especialmente entre las generaciones de lectores más jóvenes, que hoy posan de posmodernos y de ciudadanos de ninguna parte.
Me encontré con los primeros textos narrativos (cuentos) de Javier Ladeuth a principios del año 2000, cuando todavía él era estudiante de la licenciatura en Español y Literatura de la Universidad de Córdoba. Tales relatos me sorprendieron gratamente por la atmósfera fantástica y de misterio que los caracterizaba como productos estéticos. No dudé de su talento y le auguré un futuro promisorio en el campo del arte literario si seguía cultivándolo con disciplina. Hoy me encuentro con “La otra cara del diablo”, su primera novela publicada. Todavía es muy temprano para determinar el lugar que ocupará esta obra entre las novelas que recrean la violencia en Colombia. Ello dependerá en gran medida de la recepción que pueda tener por parte de la crítica literaria nacional. En mi condición de lector activo, intentaré hacer mi contribución en esa dirección.
Estructura discursiva:
La novela está conformada por diez capítulos, en los cuales se teje una gran historia (la de Richard, el protagonista) a partir de varias subhistorias (la de Juana la madre del protagonista, la de Noris, mujer de Richard, la del Toyo, amante de Noris y la de Nico el compadre de Richard, que a su vez es la voz narradora dominante). Desde el primer capítulo (El entierro del diablo) hasta el último (El final de todo) la narración es agenciada por la voz de un narrador personaje, de alguien que está muy cerca de los hechos contados y en ocasiones, participante directo en algunas de las acciones narradas. En este sentido, prima en la narración un modo “mimético” y un punto de vista “homodiegético” porque, como ya se dijo, el narrador dominante (Nicolás) participa en los hechos narrados. En cuanto a la organización de las secuencias narrativas, la novela de Ladeuth no es estrictamente lineal o cronológica porque empieza por el final de la historia de Richard (el protagonista), narrando su entierro. Este hecho se articula con las cartas que Richard le enviara a Juana su madre, desde las montañas de Colombia, para que se las hiciera llegar a Nicolás (el personaje narrador). Las cartas constituyen el elemento estratégico utilizado por el narrador dominante para estructurar las demás secuencias narrativas que le dan forma a la novela.
En los capítulos dos, tres y cinco el discurso narrativo centra la atención en las circunstancias y la manera como Richard incursionó en las filas del paramilitarismo, su participación en las acciones criminales ordenadas por los comandantes de esos grupos armados al margen de la ley. En el cuarto, focaliza la relación entre Richard y Noris, la forma como él la conoció y se enamoró de ella antes de ingresar a las filas del paramilitarismo. En el sexto se refiere al regreso del protagonista a su pueblo natal, la situación conflictiva que encontró en su familia. El séptimo se fija en las andanzas de Noris en el mundo de las infidelidades conyugales. En el octavo se cuentan más acciones criminales protagonizadas por Richard en las filas del paramilitarismo y su decisión de regresar a la vida civil, su desencanto al confirmar la relación de adulterio existente entre su mujer y el Toyo, su retorno intempestivo nuevamente al paramilitarismo. En el noveno se focaliza el diálogo conmovedor entre Juana (la madre de Richard) y Nicolás (el personaje narrador) sobre la crisis familiar y los problemas de salud que padecía la madre de Richard. El décimo capítulo centra la atención en la forma como Nicolás se entera de la muerte de Richard, lo que tuvo que hacer para reclamar el cadáver de su amigo en un pueblo de los montes de María. Con esta acción se cierra la trama argumental de la novela.
Características actanciales de los personajes:
En cuanto a las características actanciales de los personajes protagonistas y coprotagonistas, en esta novela podemos distinguir dos tipos: los que actúan como personajes redondos y los que actúan como personajes planos. En el primer tipo, es Richard el que encaja en esa clasificación porque, como lo afirma Pineda Botero, “sólo los redondos son capaces de desempeñar papeles trágicos” (1995, 122). Richard es eso, un personaje trágico porque por amor filial, conyugal y paternal fue capaz de llegar a la degradación más baja de la condición humana, la de convertirse en bestia, en asesino despiadado, en un ser temible. Richard es el típico personaje redondo porque su actuación está regulada tanto por cualidades éticas positivas (creyó hasta el último momento en el amor familiar; era generoso con sus amigos, especialmente con Nicolás, quien pudo sostenerse en la universidad en gran parte gracias a la ayuda económica que su amigo Richard le brindó) como por cualidades negativas que éticamente lo degradan como persona ( Richard fue asaltante de tienda, y cuando ingresó al paramilitarismo no tuvo empacho en degollar personas por órdenes de sus comandantes o de actuar como el más despiadado de los sicarios, contratado por personas con sed de venganza. En el caso de Noris y el Toyo, desde un principio son mostrados como personas perversas, desleales, infieles, desagradecidas, mezquinas, irrespetuosas, agresivas, cargadas de odio, deshumanizadas. Actúan movidos por una sola idea: la de aprovecharse oportunistamente de los demás. Poseen una sola cualidad ética, la de ser malos. Nicolás también se caracteriza por ser plano porque se describe y actúa como un ser sin defectos, investido sólo de cualidades positivas en la medida que siempre se asume como personaje éticamente bueno, bondadoso, solidario. En una novela técnicamente bien hecha deben existir ambos tipos de personajes. “La otra cara del diablo” cuenta con esos ingredientes estéticos.
Tipificación del ideologema dominante:
De acuerdo con Pineda Botero (1995, 123) el ideologema es “aquella marca textual que alude a una ideología particular”. En cada texto literario, el lector puede reconocer palabras y frases que se articulan discursivamente, constituyéndose en núcleos sémicos que refractan la ideología del narrador o autor convencional. Esos núcleos sémicos son los que propiamente se denominan ideologemas. En la novela “La otra cara del diablo” nos encontramos desde las primeras páginas con una red de símbolos verbales o huellas textuales que permiten reconocer la violencia como el ideologema dominante. Intentando ubicar las tendencias en las que este ideologema se ha desarrollado en el contexto de la literatura colombiana y la tipificación del mismo en la novela de Ladeuth, haré la siguiente digresión:
El ideologema de la violencia en la novela colombiana ha oscilado entre la denuncia del hecho histórico y la expresión literaria, entre lo panfletario y lo no panfletario. Oscar Osorio (2005) en un trabajo crítico sobre la novela de la violencia en Colombia plantea cuatro orientaciones fundamentales en la evolución del ideologema de la violencia en la novela colombiana: la primera corresponde a novelas como “Viento seco” de Daniel Caicedo, “Quién dijo miedo” de Jaime Sanín Echeverry, en las que el afán de querer dejar testimonios de sucesos reales está por encima de la mediación literaria. En estos casos, el discurso literario es lineal y tiene más de crónica periodística que de relato literario. La segunda, corresponde a novelas como “La calle 10” de Manuel Zapata Olivella, en la que prima la mirada sociológica de la violencia como hecho histórico al tiempo que se percibe un tratamiento más cuidadoso de lo literario. La tercera, corresponde a novelas como “La mala hora” o “La hojarasca” de Gabriel García Márquez, en las que el hecho histórico se subordina a lo estético literario. En este tipo de novelas, la imagen de la violencia se trata de modo tangencial y anecdótico, focaliza más los efectos de la violencia en las personas, que la violencia en sí misma. La cuarta, corresponde a novelas como “Cóndores no entierran todos los días” de Gustavo Álvarez Gardeazábal, “Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón” de Albalucía Ángel, en las que se nota la intención de buscar un equilibrio entre el hecho histórico y la expresión literaria. A diferencia de las anteriores tendencias, ésta retoma abiertamente el fenómeno de la violencia, recreando imágenes cruentas de manera directa, pero sin perder la mediación literaria.
El desarrollo del ideologema de la violencia en “La otra cara del diablo” se podría ubicar en la cuarta tendencia, puesto que se nota un esfuerzo por buscar un equilibrio entre el hecho histórico y el producto estético literario. Es una novela en la que el lector encontrará capítulos que describen imágenes cruentas y desgarradoras de la violencia paramilitar en las montañas y pueblos de Colombia (II, III, V, VIII). Pero, el hecho de que el relato novelístico no sea lineal y focalice también el drama privado y público que viven los personajes cercanos a quienes son protagonistas de la violencia, además de las referencias intertextuales a textos íconos de la literatura clásica como “El satiricón” de Petronio y “Edipo Rey” de Sófocles (pág. 55) la alusión a los cuentos de Sherlock Holmes (pág. 88) y Edgar Allan Poe (pág. 112) íconos literarios representativos de la literatura moderna, indica que hay la intención de darle un valor estético al discurso narrativo que trascienda las fronteras de la simple crónica de hechos históricos.
A manera de conclusión:
Atendiendo a la direccionalidad del ideologema dominante, “La otra cara del diablo” es un buen ejemplo de novela trágica porque no sólo da cuenta del fracaso del protagonista como marido, padre y ser humano al convertirse en instrumento del paramilitarismo, sino porque la peste de la violencia, la inseguridad, la miseria se hace extensiva a toda la población bajo dominio paramilitar. Es también una novela de denuncia porque intenta desenmascarar la criminal relación colaborativa que existe entre algunas instituciones de seguridad del Estado, como es el caso del ejército, congresistas, alcaldes, gobernadores y los grupos paramilitares. Los efectos inmediatos de la violencia no sólo se expresan en la muerte de Richard (el protagonista) sino en la situación dramática padecida por la madre y los hijos de Richard, el tendero José Hilario, la situación de degradación moral en la que caen Noris y el Toyo.
Al leer esta novela, queda también la sensación en el lector de ver la muerte del protagonista, no sólo como consecuencia de la violencia paramilitar y guerrillera, sino también como resultado del desengaño amoroso. El entretejimiento de estos dos sentidos es el que hace que la obra narrativa mantenga su tensión dramática de principio a fin. Lástima que esté plagada de tantos gazapos y fallas de redacción. Parece que se precipitaron a publicarla sin la necesaria revisión editorial. Este es el lunar más visible que afecta la novela de Javier Ladeuth, que se asoma al final de la primera década del siglo XXI como uno de los prometedores talentos de la narrativa literaria en Córdoba y el Caribe colombiano.
BIBLIOGRAFÍA DE APOYO
AYALA POVEDA, Fernando (2002) Manual de Literatura Colombiana. Bogotá, Panamericana
COBO BORDA, Juan Gustavo (1996) Poesía y novela en Colombia en la década del 80: algunas tendencias. En Colombia Hoy. Bogotá, Biblioteca familiar presidencia de la República
FIGUEROA, Cristo Rafael (1994) Estaba la Pájara Pinta Sentada en el Verde Limón: la proliferación del enunciado en el discurso narrativo. En: Luz Mary Giraldo, La novela Colombiana ante la crítica, Cali, Universidad del Valle
LADEUTH, Javier (2008) la otra cara del diablo. Bogotá, Thomas de Quincey Editores
OSORIO, Óscar (2005) Albalucía Ángel y la novela de la violencia en Colombia. Cali, Universidad del Valle
PINEDA BOTERO, Álvaro (1995) El reto de la crítica. Bogotá, Planeta
RESTREPO, Laura, “Niveles de realidad en la literatura de la ‘Violencia’ colombiana”, en: Ideología y Sociedad, No. 17-18 abril-sep. De 1976.
REY, Mario Enrique (1994) Una mirada a la obra de Manuel Zapata Olivella. En: Luz Mery Giraldo. La novela colombiana ante la crítica. Cali, Universidad del Valle
VALENCIA SOLANILLA, César (1993) La novela colombiana contemporánea en la modernidad literaria. En: Manual de Literatura Colombiana, tomo II. Bogotá, Procultura - Planeta
Por: José H. Palomo Zurique
Resumen
LA OTRA CARA DEL DIABLO, del escritor cordobés Javier Ladeuth, es una de las más recientes novelas que aborda desde un estilo realista el tema de la violencia en la literatura colombiana. Dos razones me mueven a hablar de esta novela. Lo primero es que es un tema de obligada actualidad en todos los estratos que conforman la sociedad colombiana. Por ello, la literatura no debe evadirlo, puesto que al lado de la crónica y el reportaje periodístico sirve para estimular la reflexión crítica sobre el fenómeno de la violencia Colombia. Lo segundo es que la producción literaria de autores cordobeses, es injustamente ignorada por la crítica literaria y por quienes trabajan los textos literarios en las instituciones y centros educativos. Por ello, he considerado importante intentar un acercamiento analítico e interpretativo a este texto literario, de tal forma que pueda explicar su estructura discursiva, el desarrollo del ideologema dominante y valorar el aporte que la novela de Ladeuth hace a la narrativa colombiana desde la perspectiva temática de la violencia.
Palabras clave: literatura realista, estructura discursiva, ideologema de la violencia, personajes
La literatura realista es la más verosímil de todas, es la que más se parece a la realidad. Alejo Carpentier afirmó en una ocasión que “crear literatura desde las fronteras del realismo es más difícil que desde cualquier otra perspectiva estético estilística”. Esta dificultad se acrecienta en la medida que la temática tratada es de actualidad porque se corre el riesgo de que la misma no esté todavía lo suficientemente decantada en el imaginario social, lo que podría llevar a los lectores a no reconocer en el discurso narrativo sus características estético literarias, sino, en el mejor de los casos, tan solo percibirlo como una extensa y amena crónica periodística. El joven Javier Ladeuth, novel escritor oriundo de San Antero, Córdoba, Colombia, valientemente asumió el reto de escribir una novela de corte realista en una sociedad en la que el realismo literario cuenta con más detractores que seguidores, especialmente entre las generaciones de lectores más jóvenes, que hoy posan de posmodernos y de ciudadanos de ninguna parte.
Me encontré con los primeros textos narrativos (cuentos) de Javier Ladeuth a principios del año 2000, cuando todavía él era estudiante de la licenciatura en Español y Literatura de la Universidad de Córdoba. Tales relatos me sorprendieron gratamente por la atmósfera fantástica y de misterio que los caracterizaba como productos estéticos. No dudé de su talento y le auguré un futuro promisorio en el campo del arte literario si seguía cultivándolo con disciplina. Hoy me encuentro con “La otra cara del diablo”, su primera novela publicada. Todavía es muy temprano para determinar el lugar que ocupará esta obra entre las novelas que recrean la violencia en Colombia. Ello dependerá en gran medida de la recepción que pueda tener por parte de la crítica literaria nacional. En mi condición de lector activo, intentaré hacer mi contribución en esa dirección.
Estructura discursiva:
La novela está conformada por diez capítulos, en los cuales se teje una gran historia (la de Richard, el protagonista) a partir de varias subhistorias (la de Juana la madre del protagonista, la de Noris, mujer de Richard, la del Toyo, amante de Noris y la de Nico el compadre de Richard, que a su vez es la voz narradora dominante). Desde el primer capítulo (El entierro del diablo) hasta el último (El final de todo) la narración es agenciada por la voz de un narrador personaje, de alguien que está muy cerca de los hechos contados y en ocasiones, participante directo en algunas de las acciones narradas. En este sentido, prima en la narración un modo “mimético” y un punto de vista “homodiegético” porque, como ya se dijo, el narrador dominante (Nicolás) participa en los hechos narrados. En cuanto a la organización de las secuencias narrativas, la novela de Ladeuth no es estrictamente lineal o cronológica porque empieza por el final de la historia de Richard (el protagonista), narrando su entierro. Este hecho se articula con las cartas que Richard le enviara a Juana su madre, desde las montañas de Colombia, para que se las hiciera llegar a Nicolás (el personaje narrador). Las cartas constituyen el elemento estratégico utilizado por el narrador dominante para estructurar las demás secuencias narrativas que le dan forma a la novela.
En los capítulos dos, tres y cinco el discurso narrativo centra la atención en las circunstancias y la manera como Richard incursionó en las filas del paramilitarismo, su participación en las acciones criminales ordenadas por los comandantes de esos grupos armados al margen de la ley. En el cuarto, focaliza la relación entre Richard y Noris, la forma como él la conoció y se enamoró de ella antes de ingresar a las filas del paramilitarismo. En el sexto se refiere al regreso del protagonista a su pueblo natal, la situación conflictiva que encontró en su familia. El séptimo se fija en las andanzas de Noris en el mundo de las infidelidades conyugales. En el octavo se cuentan más acciones criminales protagonizadas por Richard en las filas del paramilitarismo y su decisión de regresar a la vida civil, su desencanto al confirmar la relación de adulterio existente entre su mujer y el Toyo, su retorno intempestivo nuevamente al paramilitarismo. En el noveno se focaliza el diálogo conmovedor entre Juana (la madre de Richard) y Nicolás (el personaje narrador) sobre la crisis familiar y los problemas de salud que padecía la madre de Richard. El décimo capítulo centra la atención en la forma como Nicolás se entera de la muerte de Richard, lo que tuvo que hacer para reclamar el cadáver de su amigo en un pueblo de los montes de María. Con esta acción se cierra la trama argumental de la novela.
Características actanciales de los personajes:
En cuanto a las características actanciales de los personajes protagonistas y coprotagonistas, en esta novela podemos distinguir dos tipos: los que actúan como personajes redondos y los que actúan como personajes planos. En el primer tipo, es Richard el que encaja en esa clasificación porque, como lo afirma Pineda Botero, “sólo los redondos son capaces de desempeñar papeles trágicos” (1995, 122). Richard es eso, un personaje trágico porque por amor filial, conyugal y paternal fue capaz de llegar a la degradación más baja de la condición humana, la de convertirse en bestia, en asesino despiadado, en un ser temible. Richard es el típico personaje redondo porque su actuación está regulada tanto por cualidades éticas positivas (creyó hasta el último momento en el amor familiar; era generoso con sus amigos, especialmente con Nicolás, quien pudo sostenerse en la universidad en gran parte gracias a la ayuda económica que su amigo Richard le brindó) como por cualidades negativas que éticamente lo degradan como persona ( Richard fue asaltante de tienda, y cuando ingresó al paramilitarismo no tuvo empacho en degollar personas por órdenes de sus comandantes o de actuar como el más despiadado de los sicarios, contratado por personas con sed de venganza. En el caso de Noris y el Toyo, desde un principio son mostrados como personas perversas, desleales, infieles, desagradecidas, mezquinas, irrespetuosas, agresivas, cargadas de odio, deshumanizadas. Actúan movidos por una sola idea: la de aprovecharse oportunistamente de los demás. Poseen una sola cualidad ética, la de ser malos. Nicolás también se caracteriza por ser plano porque se describe y actúa como un ser sin defectos, investido sólo de cualidades positivas en la medida que siempre se asume como personaje éticamente bueno, bondadoso, solidario. En una novela técnicamente bien hecha deben existir ambos tipos de personajes. “La otra cara del diablo” cuenta con esos ingredientes estéticos.
Tipificación del ideologema dominante:
De acuerdo con Pineda Botero (1995, 123) el ideologema es “aquella marca textual que alude a una ideología particular”. En cada texto literario, el lector puede reconocer palabras y frases que se articulan discursivamente, constituyéndose en núcleos sémicos que refractan la ideología del narrador o autor convencional. Esos núcleos sémicos son los que propiamente se denominan ideologemas. En la novela “La otra cara del diablo” nos encontramos desde las primeras páginas con una red de símbolos verbales o huellas textuales que permiten reconocer la violencia como el ideologema dominante. Intentando ubicar las tendencias en las que este ideologema se ha desarrollado en el contexto de la literatura colombiana y la tipificación del mismo en la novela de Ladeuth, haré la siguiente digresión:
El ideologema de la violencia en la novela colombiana ha oscilado entre la denuncia del hecho histórico y la expresión literaria, entre lo panfletario y lo no panfletario. Oscar Osorio (2005) en un trabajo crítico sobre la novela de la violencia en Colombia plantea cuatro orientaciones fundamentales en la evolución del ideologema de la violencia en la novela colombiana: la primera corresponde a novelas como “Viento seco” de Daniel Caicedo, “Quién dijo miedo” de Jaime Sanín Echeverry, en las que el afán de querer dejar testimonios de sucesos reales está por encima de la mediación literaria. En estos casos, el discurso literario es lineal y tiene más de crónica periodística que de relato literario. La segunda, corresponde a novelas como “La calle 10” de Manuel Zapata Olivella, en la que prima la mirada sociológica de la violencia como hecho histórico al tiempo que se percibe un tratamiento más cuidadoso de lo literario. La tercera, corresponde a novelas como “La mala hora” o “La hojarasca” de Gabriel García Márquez, en las que el hecho histórico se subordina a lo estético literario. En este tipo de novelas, la imagen de la violencia se trata de modo tangencial y anecdótico, focaliza más los efectos de la violencia en las personas, que la violencia en sí misma. La cuarta, corresponde a novelas como “Cóndores no entierran todos los días” de Gustavo Álvarez Gardeazábal, “Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón” de Albalucía Ángel, en las que se nota la intención de buscar un equilibrio entre el hecho histórico y la expresión literaria. A diferencia de las anteriores tendencias, ésta retoma abiertamente el fenómeno de la violencia, recreando imágenes cruentas de manera directa, pero sin perder la mediación literaria.
El desarrollo del ideologema de la violencia en “La otra cara del diablo” se podría ubicar en la cuarta tendencia, puesto que se nota un esfuerzo por buscar un equilibrio entre el hecho histórico y el producto estético literario. Es una novela en la que el lector encontrará capítulos que describen imágenes cruentas y desgarradoras de la violencia paramilitar en las montañas y pueblos de Colombia (II, III, V, VIII). Pero, el hecho de que el relato novelístico no sea lineal y focalice también el drama privado y público que viven los personajes cercanos a quienes son protagonistas de la violencia, además de las referencias intertextuales a textos íconos de la literatura clásica como “El satiricón” de Petronio y “Edipo Rey” de Sófocles (pág. 55) la alusión a los cuentos de Sherlock Holmes (pág. 88) y Edgar Allan Poe (pág. 112) íconos literarios representativos de la literatura moderna, indica que hay la intención de darle un valor estético al discurso narrativo que trascienda las fronteras de la simple crónica de hechos históricos.
A manera de conclusión:
Atendiendo a la direccionalidad del ideologema dominante, “La otra cara del diablo” es un buen ejemplo de novela trágica porque no sólo da cuenta del fracaso del protagonista como marido, padre y ser humano al convertirse en instrumento del paramilitarismo, sino porque la peste de la violencia, la inseguridad, la miseria se hace extensiva a toda la población bajo dominio paramilitar. Es también una novela de denuncia porque intenta desenmascarar la criminal relación colaborativa que existe entre algunas instituciones de seguridad del Estado, como es el caso del ejército, congresistas, alcaldes, gobernadores y los grupos paramilitares. Los efectos inmediatos de la violencia no sólo se expresan en la muerte de Richard (el protagonista) sino en la situación dramática padecida por la madre y los hijos de Richard, el tendero José Hilario, la situación de degradación moral en la que caen Noris y el Toyo.
Al leer esta novela, queda también la sensación en el lector de ver la muerte del protagonista, no sólo como consecuencia de la violencia paramilitar y guerrillera, sino también como resultado del desengaño amoroso. El entretejimiento de estos dos sentidos es el que hace que la obra narrativa mantenga su tensión dramática de principio a fin. Lástima que esté plagada de tantos gazapos y fallas de redacción. Parece que se precipitaron a publicarla sin la necesaria revisión editorial. Este es el lunar más visible que afecta la novela de Javier Ladeuth, que se asoma al final de la primera década del siglo XXI como uno de los prometedores talentos de la narrativa literaria en Córdoba y el Caribe colombiano.
BIBLIOGRAFÍA DE APOYO
AYALA POVEDA, Fernando (2002) Manual de Literatura Colombiana. Bogotá, Panamericana
COBO BORDA, Juan Gustavo (1996) Poesía y novela en Colombia en la década del 80: algunas tendencias. En Colombia Hoy. Bogotá, Biblioteca familiar presidencia de la República
FIGUEROA, Cristo Rafael (1994) Estaba la Pájara Pinta Sentada en el Verde Limón: la proliferación del enunciado en el discurso narrativo. En: Luz Mary Giraldo, La novela Colombiana ante la crítica, Cali, Universidad del Valle
LADEUTH, Javier (2008) la otra cara del diablo. Bogotá, Thomas de Quincey Editores
OSORIO, Óscar (2005) Albalucía Ángel y la novela de la violencia en Colombia. Cali, Universidad del Valle
PINEDA BOTERO, Álvaro (1995) El reto de la crítica. Bogotá, Planeta
RESTREPO, Laura, “Niveles de realidad en la literatura de la ‘Violencia’ colombiana”, en: Ideología y Sociedad, No. 17-18 abril-sep. De 1976.
REY, Mario Enrique (1994) Una mirada a la obra de Manuel Zapata Olivella. En: Luz Mery Giraldo. La novela colombiana ante la crítica. Cali, Universidad del Valle
VALENCIA SOLANILLA, César (1993) La novela colombiana contemporánea en la modernidad literaria. En: Manual de Literatura Colombiana, tomo II. Bogotá, Procultura - Planeta
CÒMO DUELE EL FESTIVAL DEL BURRO HOY
¡CÒMO DUELE EL FESTIVAL DEL BURRO HOY!
Cuando vi a la maestra Carmen Cecilia, con sus ojos estancados en lo más profundo de su nostalgia, su mano diestra recostada en su mejilla, su pie izquierdo oscilando verticalmente, al compás de un ritmo que emergía de lo más profundo de esa melancolía, entonces comprendí el sufrimiento que padecía ella, yo y todo al que le duela este suelo, debido a el estado crítico en que se hallaba aquel patrimonio que nos une a todos en torno a un solo sentir. El festival del burro.
Cuando la maestra Carmen Cecilia se enteró, que los organizadores de estas festividades estaban cercenando varias partes vitales de esta festividad, sintió en carne propia, la agonía y el padecimiento de esta tradición que mandaron a cuidados intensivos.
-El festival del burro no se puede reducir a una K-Z. la semana santa en san antero es la memoria cultura del pueblo que se reconstruye año tras año edificando la muralla, que contiene la bestia de la violencia, permitiéndole a nuestros niños, recorrer las calles con un rostro de esperanza.
Me dijo la maestra, con sus ojos encharcados de nostalgia y padecimiento “¡CULTURA Javier!” me repitió varias veces con su voz quebrada. Y es que en verdad ella sentía que se estaba atentando contra lo más sagrado de un pueblo; su cultural, lo que la lleva a recordar que en algunas de las cartulinas hechas por sus alumnos reza la siguiente frase.
“la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos” (UNESCO, 1982: Declaración de México)
Es así, que esta festividad que ha transcendido por décadas, o más bien siglos, hoy por hoy atraviesa su etapa más crítica, y eso le duele a Carmen. Por ello, para hablar de festival del burro, no sólo hay que referirnos a los años 20`s cuando Remigio Maza inició la tradición del paseo de Judas para una semana santa, hay que ir más allá en la historia para vislumbrar la dimensión trascendental de estas fiestas para la cultura de San Antero, el Caribe colombiano y el país. Es de este modo, que de acuerdo con registros históricos encontrados, algunos de los más importantes y remotos antecedentes se dan en las fiestas babilónicas llamadas SACAEA, que se celebraban alrededor del 25 de marzo. Las Saturnales del imperio romano, y en la edad media en las fiestas de los locos y del asno.
En España a principio del siglo pasado los habitantes de ciudades como Madrid y Barcelona, celebraban estas festividades con gran regocijo. En la actualidad lo hacen pobladores de Cáceres y Cuenca.
En América se da en algunos países donde aún perdura como Perú ( Yupan, Acash), Bolivia (Cotoca, Santa Cruz de la Sierra), México( Guanajuato, Celaya, Toluca), Guatemala (Sacacoyo), Venezuela (Aguasay) y Colombia (San antero).
Pero la fiesta que se realiza en este municipio tiene varias particularidades que la diferencian ante las demás y a su vez la hace única, entre estos distintivos encontramos:
EL PASEO DE JUDAS EN BURRO: Judas montado en un burro y cientos de niñas y niños, jóvenes, adultos y ancianos, vestidos con ropas de carnaval sobres burros disfrazados con flores y ropa vieja, recorriendo las tradicionales calles del pueblo al compás que marcan las bandas de música de viento; a la vez, miles de personas agolpadas en los corredores de las casas disfrutando el colorido del paseo y escuchando atentamente la lectura del testamento.
PODER TEMPORAL: En la lectura de la primera clausula testamentaria judas establece las normas que rige el evento.
JUICIO: El texto del testamento antes de iniciar las clausulas nos dice ¿quién es?, ¿Quiénes lo juzgan? , el que hizo, el porqué y el cómo y cuándo del proceso.
TESTAMENTO: A través de un documento satírico, Judas reparte su fortuna y hace público hechos que son la causa para designar herederos a personalidades de orden local, nacional e internacional e la actividad pública, privada y religiosa.
HORCA: Es colgado con cabuya por el cuello en un poste de unos cinco metros, enterrado en la plaza principal durante unas horas, mientras la multitud alegre y entusiasta lo rodea.
QUEMA: La mecha se enciende y lentamente la llama lo consume poco a poco, y los estruendos de las explosiones sacuden el polvo mientras él arde.
Pero esta fiesta histórica en San Antero, tomó aún más fuerza cuando hace algunos años, rescataron toda su riqueza folclórica de esta región, esto fortaleció su peculiaridad, estos eventos fueron: la participación de sextetos, las cantadoras de bullerengue, la literatura, el deporte competitivo (ajedrez y beisbol infantil) y la muy venerada y hoy sacrificada toma cultural de danzas folclóricas, que logró convocar en su última versión más de 100 comparsas locales y 20 extrajeras, que desfilaron radiantes por las calles de San Antero. La maestra Carmen Cecilia fue testigo actante de eso.
Esta serie de eventos vigorizaron el festival, junto con la revaloración del paseo de Judas en burro (burralgata) lograron que esta fiesta se situara en el más alto pedestal del orgullo sananterano, catapultándonos a la vez como atractivo turístico en esa semana mayor.
No en vano a la maestra Carmen le duele cuando ve que sus niños llenos confusión, le preguntan por qué en una programación de hoy sólo se presentan ventas gastronómicas y artesanales, mientras que en versiones pasadas se podían advertir torneo nacionales interclubes de beisbol infantil, ( lo único que sobrevive), encuentros ajedrecísticos de niños sanateranos con maestros internacionales de la talla de Alberto Acosta, Noger Palau, Maricela Palau y maestros nacionales como Alberto Escobar, Óscar Castro entre otros.
La maestra, señalando un álbum de las festividades de los últimos años, con voz de nostalgia recuerda aquellos momentos en que “las letras se tomaron al festival del burro” trayendo a los autores de historias en las que ella muchas veces había navegado y a quienes sus alumnos hoy esperan para mostrarles sus escritos. Es de este modo que junto con las letras llegaron autores cómo Álvaro Miranda, David Sánchez Juliao, Ignacio Verbel, José Luis Garcés González, Gustavo Bolívar, Federico Díaz Ganados, Guido Tamayo, Ernesto McCausland, a quien estas tierras y esta gente inspiraron para que rodara un cortometraje con puro talento local. Y así como ellos, llegaron muchos más que anidaron por esa época en estas tierras, dejando empolladas las historias en la imaginación de muchos niños.
A Carmen le duele saber que este año no se escucharán las voces de las cantadoras de bullerengue que alegraban con sus tonadas las noches de San Antero en festival. Este año no se oirá a Petrona Martínez entonando “ la vida vale la pena” o “ el parrandón” o “la lavandera”, ni tampoco se oirá a María Mulata entonando en voz de Diana, "Me duele el alma", canción que conquistó a los chilenos en Viña del Mar, y Etelvina desde el más allá llorará, al ver como la última nota que entonó en este pueblo se desvanece en el olvido. Este año, un grupo de niñas sananteranas, quedarán con las ganas de mostrarles a esas cantadoras, aquella canción que escribieron a su tierra. Esas tonadas mágicas que se mezclaban con la sangre de quien las escuchaba, no sonarán. Así como tampoco no repiqueteará los niños de San Antero, tabalá y otros sextetos.
Todas esta cosas llenan de tristeza el corazón de esta sananterana de pura cepa, pero lo que más le duele a la maestra Carmen Cecilia, es saber que este año ni sus amigas, ni su comadre, ni ahijados , ni los niños, ni toda la gente de su calle, ni de las otras calle, no tendrán la oportunidad de lucir sus vestidos coloridos, ni bailarán al compás del ritmo de instrumentos de viento que les soplan el orgullo y el garbo en el rostro de los danzantes, quienes empapados en sudor bailan con frenesí recorriendo las calles e su pueblo, simbolizando la vida, la libertad y la santeranidad. Este año Carmen Cecilia no danzará, ni ella ni nadie. Sufre en silencio, pues a alguien se le ocurrió que gastar dinero en estas cosas, no vale la pena.
Javier Ladeuth
Cuando vi a la maestra Carmen Cecilia, con sus ojos estancados en lo más profundo de su nostalgia, su mano diestra recostada en su mejilla, su pie izquierdo oscilando verticalmente, al compás de un ritmo que emergía de lo más profundo de esa melancolía, entonces comprendí el sufrimiento que padecía ella, yo y todo al que le duela este suelo, debido a el estado crítico en que se hallaba aquel patrimonio que nos une a todos en torno a un solo sentir. El festival del burro.
Cuando la maestra Carmen Cecilia se enteró, que los organizadores de estas festividades estaban cercenando varias partes vitales de esta festividad, sintió en carne propia, la agonía y el padecimiento de esta tradición que mandaron a cuidados intensivos.
-El festival del burro no se puede reducir a una K-Z. la semana santa en san antero es la memoria cultura del pueblo que se reconstruye año tras año edificando la muralla, que contiene la bestia de la violencia, permitiéndole a nuestros niños, recorrer las calles con un rostro de esperanza.
Me dijo la maestra, con sus ojos encharcados de nostalgia y padecimiento “¡CULTURA Javier!” me repitió varias veces con su voz quebrada. Y es que en verdad ella sentía que se estaba atentando contra lo más sagrado de un pueblo; su cultural, lo que la lleva a recordar que en algunas de las cartulinas hechas por sus alumnos reza la siguiente frase.
“la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos” (UNESCO, 1982: Declaración de México)
Es así, que esta festividad que ha transcendido por décadas, o más bien siglos, hoy por hoy atraviesa su etapa más crítica, y eso le duele a Carmen. Por ello, para hablar de festival del burro, no sólo hay que referirnos a los años 20`s cuando Remigio Maza inició la tradición del paseo de Judas para una semana santa, hay que ir más allá en la historia para vislumbrar la dimensión trascendental de estas fiestas para la cultura de San Antero, el Caribe colombiano y el país. Es de este modo, que de acuerdo con registros históricos encontrados, algunos de los más importantes y remotos antecedentes se dan en las fiestas babilónicas llamadas SACAEA, que se celebraban alrededor del 25 de marzo. Las Saturnales del imperio romano, y en la edad media en las fiestas de los locos y del asno.
En España a principio del siglo pasado los habitantes de ciudades como Madrid y Barcelona, celebraban estas festividades con gran regocijo. En la actualidad lo hacen pobladores de Cáceres y Cuenca.
En América se da en algunos países donde aún perdura como Perú ( Yupan, Acash), Bolivia (Cotoca, Santa Cruz de la Sierra), México( Guanajuato, Celaya, Toluca), Guatemala (Sacacoyo), Venezuela (Aguasay) y Colombia (San antero).
Pero la fiesta que se realiza en este municipio tiene varias particularidades que la diferencian ante las demás y a su vez la hace única, entre estos distintivos encontramos:
EL PASEO DE JUDAS EN BURRO: Judas montado en un burro y cientos de niñas y niños, jóvenes, adultos y ancianos, vestidos con ropas de carnaval sobres burros disfrazados con flores y ropa vieja, recorriendo las tradicionales calles del pueblo al compás que marcan las bandas de música de viento; a la vez, miles de personas agolpadas en los corredores de las casas disfrutando el colorido del paseo y escuchando atentamente la lectura del testamento.
PODER TEMPORAL: En la lectura de la primera clausula testamentaria judas establece las normas que rige el evento.
JUICIO: El texto del testamento antes de iniciar las clausulas nos dice ¿quién es?, ¿Quiénes lo juzgan? , el que hizo, el porqué y el cómo y cuándo del proceso.
TESTAMENTO: A través de un documento satírico, Judas reparte su fortuna y hace público hechos que son la causa para designar herederos a personalidades de orden local, nacional e internacional e la actividad pública, privada y religiosa.
HORCA: Es colgado con cabuya por el cuello en un poste de unos cinco metros, enterrado en la plaza principal durante unas horas, mientras la multitud alegre y entusiasta lo rodea.
QUEMA: La mecha se enciende y lentamente la llama lo consume poco a poco, y los estruendos de las explosiones sacuden el polvo mientras él arde.
Pero esta fiesta histórica en San Antero, tomó aún más fuerza cuando hace algunos años, rescataron toda su riqueza folclórica de esta región, esto fortaleció su peculiaridad, estos eventos fueron: la participación de sextetos, las cantadoras de bullerengue, la literatura, el deporte competitivo (ajedrez y beisbol infantil) y la muy venerada y hoy sacrificada toma cultural de danzas folclóricas, que logró convocar en su última versión más de 100 comparsas locales y 20 extrajeras, que desfilaron radiantes por las calles de San Antero. La maestra Carmen Cecilia fue testigo actante de eso.
Esta serie de eventos vigorizaron el festival, junto con la revaloración del paseo de Judas en burro (burralgata) lograron que esta fiesta se situara en el más alto pedestal del orgullo sananterano, catapultándonos a la vez como atractivo turístico en esa semana mayor.
No en vano a la maestra Carmen le duele cuando ve que sus niños llenos confusión, le preguntan por qué en una programación de hoy sólo se presentan ventas gastronómicas y artesanales, mientras que en versiones pasadas se podían advertir torneo nacionales interclubes de beisbol infantil, ( lo único que sobrevive), encuentros ajedrecísticos de niños sanateranos con maestros internacionales de la talla de Alberto Acosta, Noger Palau, Maricela Palau y maestros nacionales como Alberto Escobar, Óscar Castro entre otros.
La maestra, señalando un álbum de las festividades de los últimos años, con voz de nostalgia recuerda aquellos momentos en que “las letras se tomaron al festival del burro” trayendo a los autores de historias en las que ella muchas veces había navegado y a quienes sus alumnos hoy esperan para mostrarles sus escritos. Es de este modo que junto con las letras llegaron autores cómo Álvaro Miranda, David Sánchez Juliao, Ignacio Verbel, José Luis Garcés González, Gustavo Bolívar, Federico Díaz Ganados, Guido Tamayo, Ernesto McCausland, a quien estas tierras y esta gente inspiraron para que rodara un cortometraje con puro talento local. Y así como ellos, llegaron muchos más que anidaron por esa época en estas tierras, dejando empolladas las historias en la imaginación de muchos niños.
A Carmen le duele saber que este año no se escucharán las voces de las cantadoras de bullerengue que alegraban con sus tonadas las noches de San Antero en festival. Este año no se oirá a Petrona Martínez entonando “ la vida vale la pena” o “ el parrandón” o “la lavandera”, ni tampoco se oirá a María Mulata entonando en voz de Diana, "Me duele el alma", canción que conquistó a los chilenos en Viña del Mar, y Etelvina desde el más allá llorará, al ver como la última nota que entonó en este pueblo se desvanece en el olvido. Este año, un grupo de niñas sananteranas, quedarán con las ganas de mostrarles a esas cantadoras, aquella canción que escribieron a su tierra. Esas tonadas mágicas que se mezclaban con la sangre de quien las escuchaba, no sonarán. Así como tampoco no repiqueteará los niños de San Antero, tabalá y otros sextetos.
Todas esta cosas llenan de tristeza el corazón de esta sananterana de pura cepa, pero lo que más le duele a la maestra Carmen Cecilia, es saber que este año ni sus amigas, ni su comadre, ni ahijados , ni los niños, ni toda la gente de su calle, ni de las otras calle, no tendrán la oportunidad de lucir sus vestidos coloridos, ni bailarán al compás del ritmo de instrumentos de viento que les soplan el orgullo y el garbo en el rostro de los danzantes, quienes empapados en sudor bailan con frenesí recorriendo las calles e su pueblo, simbolizando la vida, la libertad y la santeranidad. Este año Carmen Cecilia no danzará, ni ella ni nadie. Sufre en silencio, pues a alguien se le ocurrió que gastar dinero en estas cosas, no vale la pena.
Javier Ladeuth
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